Los paisajes de Paul Cézanne transformados en encaje
Un reto al que me incitó Evgeni Serafimov, artista de Kyustendil, profesor y amigo. ‘Mirando los paisajes de Cézanne, me imagino un encaje tuyo. ¿Lo podrías hacer?’ ¡Sí, puedo! Pero necesité casi dos años darle forma … Éste es el primero: ‘Acueducto’, y lo hice en tres meses. Los otros ocho son las versiones en encaje de la montaña Sainte-Victoire de Cézanne. Seguirán otros más.
Cerca de Salamanca – una visión del encaje durante el verano en Castilla, España
El paisaje monótono me resultó exótico. Viajamos cientos de kilómetros pasando campos de cereales y olivos. Encuentros emotivos con amigos virtuales, que se han ido consolidando a lo largo de los años. Mi emoción se entrelaza en los arbolados cercanos y lejanos, en los troncos secos y las huellas que hay en ellos.
Improvisaciones en la creación del relieve de bosques, grutas y nieblas
Luminosidad en los claros entre las sombras, luz desplegada en la distancia, ausencia de materia en la niebla. Los ríos de piedra se deslizan por las laderas de la montaña, el bosque de espinas la encoge y la empuja hacia arriba. Nosotros, los humanos, lo vemos pero por partes, imaginando cómo era ayer, disponiéndolo de nuevo en las estaciones.
Frente a semejante montaña, los humanos crecemos interiormente, descubrimos en nosotros mismos los gérmenes de otros valores, recogemos emociones y significados desconocidos.
La montaña nos conquista.